Recientemente presentamos #CEOsChangeMakers100, el primer ranking basado en Big Data, que celebra a los líderes más innovadores y transformadores de América Latina. Una cosa ya está clara y es que el futuro del liderazgo es disruptivo por una razón fundamental: exige a los ejecutivos actuar con más humanidad, empatía y conexión con los problemas que afectan a las personas en su vida cotidiana y que preocupa a las nuevas generaciones. ¿Pero qué significa ser un ejecutivo con verdadero posicionamiento regional?
A esta altura de la soirée debería ser de público conocimiento que con el cargo no basta. ¿Cuántos ejecutivos fanfarronean el mote Regional en sus firmas, pero si cruzan la frontera deben presentar el documento para entrar a las oficinas hermanas? Ser regional no debería ser una cocarda meramente discursiva para sacar a relucir en competencias dialécticas con colegas, impresionar familiares en las navidades o intentar compensar la falta de carisma en una cita. Entonces, ¿Qué deben hacer los líderes para alcanzar un posicionamiento regional de verdad?
Tener un posicionamiento regional implica tener una incidencia real no sólo en el país en el que se reside. Así como siempre mencionamos que para ser un líder disruptivo hay que generar impacto más allá de los intereses del propio negocio e industria, para ser relevante a nivel región, es clave no estar circunscrito al terreno de influencia local. Y para ello es vital ser relevante en todas las dimensiones, across the continent. Algo así como un chef capaz de preparar un regio festín mediterráneo: paella, gazpacho, crème brûlée, gelato, moussaka, kebab y falafel. ¡Yes, cheff!
En primer lugar, es fundamental que el storytelling y los mensajes claves engloben a todos los mercados e interpelen a los agentes de poder de los diferentes países por igual, lejos de las novelas coyunturales o los dramas políticos locales de primetime. Por ejemplo, si se publica contenido en redes sociales que sólo atañe a la audiencia local o que expresan una idiosincrasia rimbombante, es muy poco probable que atraviese a los públicos de los países vecinos. Así como los discursos de los líderes deben estar centrados en temas que excedan las fronteras del propio negocio, como sustentabilidad o inclusión, la narrativa que se construye ya sea en RRSS o en medios de comunicación, debe tener el potencial de hacer eco en toda la región. De esta manera, se van a alcanzar audiencias más heterogéneas y las interacciones ostentarán múltiples banderitas. Algo así como un mundial de fútbol. Con una caipi en Ipanema, con un café en Bogotá o con un Fernet en Bs.As. Todos sentaditos y atentos.
En segundo lugar, la cobertura mediática debe trascender a los medios de comunicación locales. De nada sirve ser la tapa de las revistas del domingo si sólo las leen tus compatriotas. No offense. Es fundamental diversificar la presencia en medios y diseñar un plan de comunicación que contemple oportunidades de participación, más allá del charquito. Lo mismo sucede con la participación en espacios de negocios o en cámaras empresariales. Again, largar el mate y cruzar la ADUANA de la influencia.
En un mundo cada vez más globalizado, ser un ejecutivo con verdadero posicionamiento regional implica mucho más que tener éxito en el propio país de residencia. Se trata de un rol de liderazgo único, con la capacidad de influir no solo en el éxito de la organización - el posicionamiento de un ejecutivo trae consigo un pan bajo el brazo para la empresa- sino también en el desarrollo socioeconómico de una región en su totalidad.
Hoy, el mercado no conoce de límites geográficos y requiere de líderes que tomen decisiones que impacten no sólo a la propia prosperidad financiera, sino al bienestar general de la sociedad; no solo al propio país, sino a todos los de la región. Y para lograrlo, es vital centrarse en los principales ejes de la agenda corporativa global, es decir aquellos que son los más valorados por los usuarios y agentes de poder: innovación, sostenibilidad y medio ambiente, diversidad e inclusión. Pero, además, debe ser capaz de comprender y apreciar la diversidad de culturas, idiomas, prácticas comerciales y políticas en la región en la que opera. Esto implica desarrollar una mentalidad abierta y receptiva, así como la capacidad de adaptarse a diferentes entornos. Un líder regional exitoso debe ser consciente de que lo que funciona en un país puede no funcionar en otro, y debe estar dispuesto a ajustar su enfoque para satisfacer las necesidades y expectativas locales. El que quiere celeste, que le cueste.
A modo de conclusión, la fórmula parece ser visión audaz y transformadora + mentalidad regional + compromiso más allá del negocio y del propio país + a little help from my friends (A.K.A Horse).
PD: En esta segunda edición, el colombiano David Vélez, fundador de Nubank, fue por segundo año consecutivo el ganador del ranking, seguido por los argentinos Martín Migoya (Globant) y Pierpaolo Barbieri (Ualá). En el Top10 se destacaron no sólo emprendedores sino también ejecutivos de empresas como la brasileña Cristina Palmaka (SAP), el italiano Antonio Filosa (Stellantis) y la mexicana Mónica Flores Barragán (ManpowerGroup).
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