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  • cm7685

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“Eran otros tiempos, era otra la historia…”


“Eran otros tiempos, era otra la historia…” En año de mundial, los que se juegan el campeonato de sus vidas son los CEOs de todas las latitudes del mundo. Y así como suelen ganar los equipos más aguerridos, audaces y comprometidos; también tienden a ganar los más preparados.

En el caso de los líderes corporativos, el DT es la BD o más comúnmente llamada Big Data. Así como el Bilardo de los 70´s fue pionero del videoanálisis en modo VHS y estudiaba números, movimientos y estrategias de las selecciones contrincantes, la utilización de la big data es clave para diagnosticar y entender la estrategia detrás de los CEOs y de las empresas competidoras, ya sea por formar parte de una misma industria o por pelear por un mismo terreno de influencia. ¿Cuál es mi espacio de oportunidad y qué lineamientos estratégicos me conviene tomar para diferenciarme?

El análisis del escenario competitivo es vital para medir la capacidad de influencia de una organización o de un CEO: el impacto de sus intervenciones, el estado de situación sobre temas que son core para el negocio y el nivel de posicionamiento de los players más activos. Contar con datos precisos para definir el plan de acción de un CEO es fundamental para tomar la temperatura y entender cuáles son las temáticas o áreas sensibles en las que se espera que tome una postura y alce la voz.

Y en este escenario disruptivo, si los líderes NO quieren ser avasallados y masticados por esa disrupción, deben asomar la cabeza. Así como los jugadores más vitoreados muchas veces no son aquellos que convierten más goles sino los que se ponen la camiseta, cantan el himno a viva voz y pelean con impertinencia al rival que sea, bueno, los CEOs tienen que salir a la cancha.

El himno lo escribió la sociedad y el que no lo cante con elegancia y potencia, se enfrentará a varias tarjetas rojas y a un futuro de banquillo eterno. No servirá ni de suplente. Los líderes de este nuevo modelo económico deben alzar el perfil, participar de las conversaciones correctas, comprometerse con las demandas de la sociedad que les exige un rol más activo, ya sea en términos de iniciativas de impacto positivo medioambiental, diversidad o equidad de género; y estar a la altura de las expectativas, no sólo del mercado, sino del talento.

Definitivamente, la pandemia aceleró la urgencia de una transformación de un modelo de liderazgo que ya se venía forjando hace algunos años. Todos estamos siendo testigos de una especie de resignificación de sentido del propósito que condena la discreción y exige a los CEOs tomar posición, de forma clara y contundente, sobre las problemáticas globales que nos afectan a todos: distribución de la riqueza, neutralidad de carbono, emergencia climática, sostenibilidad, inclusión, diversidad, foco en las personas, salud mental, bienestar y respeto a la identidad de género.

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